El árbol se ha quedado desnudo una vez más,
sin hojas que cubran sus desnudas ramas,
sin verdes, esos verdes tan bellos,
esos verdes que tornaron amarillos naranjas
o rojos.
Esos colores que ahora adornan el suelo,
donde son pisoteados sin que nadie lo note,
rotos, sin vida.
Ya no son necesarios,
ya no ocupan ninguna función,
nadie los hecha en falta.
El verde es olvidado, al igual que el amarillo
el naranja o el rojo.
Todo es efímero, todo desaparece.
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